Del libro: El Budismo, conceptos básicos
"La mayoría de las personas no son ni particularmente atentas ni conscientes. T.S. Eliot lo describe con precisión cuando habla de "distraerse de la distracción mediante la distracción".
Ello obedece a que el ser humano no es un yo exclusivo y unitario, sino más bien un gran paquete de individualidades unidas y comprendidas de alguna manera en el mismo cuerpo. Por ejemplo, el yo número uno decide que este año adelgazará; así pues, se informa de las últimas dietas y compra una báscula de baño. Sin embargo, el yo número dos no lo consiente, y en cuanto se le presenta la oportunidad, abre la nevera para picar. Mientras tanto, el yo número tres se pregunta si una pequeña infidelidad dará cierta emoción a su vida. El yo número cuatro que realmente ha asumido aquel profundo conocimiento católico, ¡nunca lo permitirá!
Esta persona necesita aprender a meditar. De ese modo, los diferentes seres se conocerán entre sí y dejarán de luchar para moverse en la misma dirección".
"No sólo estamos psicológicamente fragmentados, sino que desde el punto de vista budista estamos casi siempre dormidos. Sumidos en un profundo torbellino de sensaciones efímeras, recuerdos, sentimientos, pensamientos y emociones, sólo tenemos una consciencia muy superficial del momento presente. Normalmente nos hallamos perdidos en una neblina de preocupación y ansiedad, o apabullados por la sobrecarga sensorial propia de la vida moderna (tareas que realizar, gente a la que ver, plazos que cumplir, etc.) Muy ocasionalmente nos paramos y observamos. Quizá nos sobrecoge la belleza de la puesta de sol y nos detenemos para contemplarla. Y esos escasos momentos de atención concreta y tranquila son muy diferentes. Son los momentos en que realmente estamos vivos".
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