miércoles, abril 18, 2007

Un genio

Eso era Aldous Huxley.

De "Danza de Sátiros"
Antecedente: Gumbril quiere que su sastre (El Sr Bojanus) le haga unos "Calzones Patentados Gumbril" - Lo que hoy sería un asiento acolchonado para excusados- solo que en la novela van pegados a los pantalones. La conversación se desvía hacia "la llegada de la revolución". Estamos hablando de 1922......
".......Cuando llegue la revolución Señor Gumbril, la gran y necesaria revolución, como el alcalde Beckford la llamó, no será el hecho de tener un poco de dinero lo que pondrá en aprietos a la gente. Serán los hábitos de clase, señor Gumbril, el acento de clase, la educación de clase. Será como un nuevo Chibboleth señor Gumbril; fíjese en lo que le digo la guardia roja parará a la gente en la calle y les pedirá que digan la palabra toalla. Si pronuncia toalla, como usted y sus amigos señor Gumbril, bueno entonces...-El señor Bojanus hizo el gesto de apuntar con un rifle y apretar el gatillo; chasqueó la lengua contra la dentadura para mejor simbolizar el informe-. Será su último día. Pero si dicen toballa, como decimos el resto, señor Gumbril, será "Adelante amigo y viva el proletariado" "Viva la toballa".
-Me temo que este usted en lo cierto- dijo Gumbril
-Estoy convencido -prosiguió el señor Bojanus-. Son mis clientes, señor Gumbril, es la Gente Bien la que molesta a los otros. La confianza, la soltura, el hábito que el dinero y la posición les da de andar dando órdenes a los demás; es la forma en la que dan por sentada su posición en el mundo, es el prestigio que al resto le gustaría negar, pero no pueden; todo eso, señor Gumbril es lo que resulta tan mortificante.
Gumbril asintió. El mismo había envidiado a sus amigos más seguros de sí mismos el poder de ignorar a la humanidad de aquellos que no pertenecían a su clase .
Para hacerlo con estilo, se necesita haber vivido siempre en una casa grande llena de sirvientes mecánicos; no se puede haber estado nunca raspado de dinero, nunca haber pedido en un restaurante lo más barato en lugar de lo más apetecible; no se debe haber considerado nunca a un policía más que como un defensor privado, pagado por uno, contra las castas más bajas; nunca, ni por un momento, haber dudado dl derecho divino de uno a hacer, dentro de los límites aceptados, exactamente lo que le venga en gana, sin pensar para nada en nada ni nadie, aparte de uno mismo y la propia diversión. Gumbril había sido educado entre estos seres benditos; pero él no era uno de ellos. ¿Por desgracia o afortunadamente? Realmente no sabía la respuesta.
-¿Y que espera usted que traiga de bueno la revolución, señor Bojanus? -preguntó por fin.
El señor Bojanus volvió a ponerse la mano en el pecho.
-Absolutamente nada, señor Gumbril. Absolutamente nada.
-Pero la libertad sugirió Gumbril-, la igualdad y todo eso, ¿que me dice de eso, señor Bojanus?
El señor Bojanus le sonrió de forma tolerante y bonachona, como podía haber sonreído a alguien que hubiera sugerido, es un decir, que los pantalones de etiqueta deben ir vueltos hacia arriba en el extremo inferior.
-¿Libertad señor Gumbril? -dijo- ¿No supondrá usted que ninguna persona seria espere que una revolución vaya a traer la libertad, verdad?
-La gente que hace las revoluciones está siempre pidiendo libertad.
-Pero ¿la consiguen alguna vez señor Gumbril?
-Ladeó la cabeza maliciosamente y sonrió-. Eche una ojeada a la historia, señor Gumbril, eche una ojeada a la historia. Primero la Revolución Francesa. Piden libertad política. Y la consiguen. Luego llega la Ley de Reforma, luego el Cuarenta y Ocho, luego todas las leyes de Sufragio y Votos para la Mujer... Cada vez más libertad política ¿Y cuál es el resultado señor Gumbril? Nada en absoluto. ¿Quién es más libre a causa de la libertad política? Ni un alma señor Gumbril. Nunca se ideó un timo más grande en toda la historia".

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